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Sófocles

estábamos sumidas! ¡Y he aquí que encuentro, al llegar, nuevas miserias añadidas á todas las demás!

Sí, por cierto; pero, si me das crédito, nos libertarás del peso de nuestros males presentes.

¿Puedo yo resucitar á los muertos?

No es eso lo que digo. No estoy de tal modo demente.

¿Qué ordenas, pues, que yo tenga fuerzas para cumplir?

Que te atrevas á lo que yo te aconseje.

Si ello es útil, no me negaré.

¡Mira! Nada se alcanza sin trabajo.

Ya lo sé. Haré lo que pueda.

Sabe, pues, cómo he resuelto obrar. Ya sabes que no contamos con la ayuda de ningún amigo. El Hades, arrebatándolos á todos, nos ha privado de ellos. Estamos solas y abandonadas. En verdad, tanto tiempo como he oído decir que mi hermano estaba entre los vivos y floreciente de juventud, he tenido la esperanza de que vendría un día vengar la muerte paterna; pero, ahora, desde que no existe,