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Sófocles

hombre semejante sin incurrir en la mayor desgracia? Piensa en ello, no sea que, agobiadas ya de males, sufriéramos otros más crueles todavía, si alguien oyese tus palabras. No tendremos ni consuelo, ni provecho en merecer una fama gloriosa, si perecemos vergonzosamente. Lo másamargo no es morir, sino desear la muerte y no poderla alcanzar. Por eso, te lo suplico, reprime tu cólera, antesque hayamos enteramente perecido y que toda nuestra raza haya sido aniquilada. Yo tendré por no pronunciado lo que has dicho y te guardaré el secreto. En cuanto á ti, comienza por lo menos á ser prudente, y aprende, encontrándote sin fuerzas, á ceder á los que son más fuertes que tú.

Obedécela. No hay nada de lo más útil para los hombresque no pueda adquirirse con la prudencia y la sabiduría.

No has dicho nada que no esperase de ti. Bien sabía querechazarías mis consejos; pero yo obraré sola y por mi pro—pia mano, y jamás dejaremos esto sin realizar.

¡Ah! ¡Pluguiera á los Dioses que ese espíritu hubiese sido el tuyo, cuando nuestro padre fué muerto! Todo lo hubieras llevado á cabo.

Yo era entonces la misma en cuanto al pensamiento, perotenía el corazón más débil.

Haz de modo que tengas siempre el corazón así.

Me adviertes con esas palabras que no me ayudarás.