Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo II).djvu/162

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
158
Sófocles

¡Querídisima! Lo atestiguo.

¡Oh voz, ya te oigo!

No me busques, pues, ya.

¡Ya te tengo en mis brazos!

Y me tendrás siempre.

¡Oh queridísimas mujeres, ob ciudadanas, ved á este Orestes que palabras astutas decían muerto y que la misma astucia nos vuelve sano y salvo!

Ya le vemos, ¡oh hija! y, por causa de la alegría de un tan feliz suceso, las lágrimas brotan de nuestros ojos.

Estrofa

¡Oh retoño, retoño de un padre queridísimo, al fin has venido, has vuelto á hallar, te has acercado, has visto á los que deseabas grandemente!

Henos aquí. Pero aguarda en silencio.

¿Qué es ello, pues?