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Electra

Podemos, pues, asegurarnos de ello claramente.

Sin duda, y es un espectáculo lamentable.

Ciertamente, contra tu costumbre, me causas una gran alegría.

Regocíjate, si ello es de naturaleza que te regocije.

Ordeno que se calle y que se abran las puertas, para que toda la multitud de los micenios y de los argivos mire, y que, si alguno de ellos estaba todavía lleno de esperanza, desespere de la vuelta de ese hombre viéndole muerto, y, viniendo á sanas resoluciones, acepte mi freno, sin ser obligado á ello por la fuerza ó por el castigo.

He hecho lo que podía ser hecho por mí. He aprendido al fin á ser prudente y á someterme á los más fuertes.

¡Oh Zeus! Veo la forma de un hombre muerto por la envidia de los Dioses. Si no es lícito hablar así, no he dicho nada. Quitad ese velo fuera de mis ojos, para que con mis lamentos honre á mi pariente.

Quítalo tú mismo. Toca á ti y no á mí contemplar esos restos y hablarles afectuosamente.