Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo II).djvu/48

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
44
Sófocles

siete naves al mar, me arrojaron aquí sin honor, según tú afirmas, porque ellos dicen que eres tú quien lo hizo. ¿Adónde me llevas ahora? ¿Para qué me llevas? ¿Por qué razón? Yo no soy ya nada; estoy ya muerto para vosotros hace mucho tiempo. ¡Oh detestado por los Dioses! ¿ya no soy para ti cojo y fétido? ¿Podréis mejor, si me lleváis con vosotros, suplicar á los Dioses, quemar las piernas consagradas, y hacer libaciones? Porque tal fué tu pretexto para rechazarme. ¡Perezcáis miserablemente! Pereceréis, vosotros que me ultrajasteis, si los Dioses se cuidan de la justicia. Ciertamente, sé bien esto: jamás hubierais hecho este camino por un hombre tan desdichado como yo, si no hubieseis sido excitados divinamente por el aguijón de los remordimientos. ¡Oh tierra de la patria, oh Dioses que todo lo veis, vengadme de todos ellos, por lo menos algún día, si tenéis piedad de mí! Llevo una vida miserable, pero si les viese perdidos, me creería entonces curado de mis males.

Este extranjero es violento, Odiseo, y habla con violen—cia, como un hombre á quien el mal no ha vencido.

Si tuviera tiempo para ello, respondería muchas cosas á sus frases; pero, ahora, no puedo decir mas que una sola palabra. Cuando es necesario proceder con astucia, soy astuto; cuando se trata de un debate entre hombres justos y buenos, no hallarás fácilmente un hombre más piadoso que yo. Ciertamente, está en mi carácter desear siempre la victoria, excepto en lo que á ti se refiere. Ahora, cederé ante ti de buen grado. Dejadle, pues, no le toquéis, permitidle que se quede. No nos harás falta, puesto que poseemos tus armas. Teucro, hábil en este arte, está entre nosotros; y creo que no valgo yo menos que tú para manejar este arco y dar en el blanco. ¿Qué necesidad tenemos de ti? Vive, y habita en Lemnos. Nosotros partimos. Este arco me dará quizá la gloria que tú debías poseer.

¡Ay! ¿Qué haré, desgraciado? ¡Te verán en medio de los argivos, ornado con mis armas!