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Ayax

Ya no le oprime. Su furor se ha calmado como suele calmarse el soplo violento del Noto al que no acompaña el relámpago brillante. Antes bien, habiendo recobrado el espíritu, está ahora atormentado por un nuevo dolor; porque contemplar los propios males cuando nadie los ha causado mas que uno mismo, aumenta amargamente los dolores.

Pero, si se ha apaciguado, creo que eso es muy beneficioso para él. En efecto, la inquietud de un mal pasado es menor.

¿Qué escogerías, si te fuese dado escoger: ó afligiendo á tus amigos, estar alegre tú mismo, ó sufrir de los mismos males?

Es más amargo, ¡oh mujer! sufrir por los dos lados.

Por más que estemos librados de ese mal, estamos sin embargo expuestos á la desgracia.

¿Cómo has dicho? No comprendo tus palabras.

Durante todo el tiempo que Ayax ha permanecido en estado de demencia, se regocijaba del mal que le poseía, y el disgusto nos afligía, á nosotros que estábamos sanos de espíritu. Y ahora que el mal le deja respirar, es víctima por completo de una amarga pena, y nosotros no estamos en nada menos atormentados que antes. En lugar de un dolor, ¿no tenemos dos?