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consecuencia del susto, contrajo una afección nerviosa. El Sr. Poupart, el doctor, aconsejó los baños de mar de Trouville.

En aquel tiempo no eran frecuentados. La señora Aubain tomó informes, consultó a Bourais, hizo preparativos como para un largo viaje.

Envió la víspera el equipaje en el carro de Lidard. Este llevó al día siguiente dos caballos: uno con silla de mujer y respaldo de terciopelo; a la grupa del otro iba un capotón arrollado a manera de asiento. Allí subió la señora Aubain, detrás de él. Felicidad se encargó de Virginia, y Pablo cabalgó en el asno del señor Lechaptois, prestado a condición de llevarlo con mucho tiento.

El camino era tan malo, que sus ocho kilómetros exigieron dos horas. Hundíanse los caballos en el barro hasta las ranillas, y para salir tenían que hacer bruscos movimientos de ancas, o tropezaban en los relejes, y más de una vez tenían que saltar. La yegua de Liebard, al llegar a ciertos sitios, se paraba de pronto. Esperaba él con paciencia que echase a andar de nuevo, y hablaba de los dueños de aquellas tierras que cruzaban el camino, agregando reflexiones morales a su historia. Por ejemplo, al llegar a Toucques, como pasaran bajo las ventanas florecidas de campanillas, dijo, alzándose de hombros: "Pues y la señora Lehoussais, que en lugar de coger un hombre joven..." Felicidad no oyó el resto; trotaban los caballos, el asno galopaba; enfilaron un sendero, giró una barrera, aparecieron dos mozos y se De love of TAK ODANTOS 2