Página:Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920).pdf/118

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
114
Miguel de Unamuno

nunca ni de sus padres, ni de sus parientes, ni de su pueblo, ni de su niñez. Sabíase sólo que, siendo muy niño, había sido llevado por sus padres a Cuba, primero, y a Méjico después, y que allí, ignorábase cómo, habia fraguado una enorme fortuna, una fortuna fabulosa hablábase de varios millones de duros—, antes de cumplir los treinta y cuatro años, en que volvió a España, resuelto a afincarse en ella. Decíase que era viudo y sin hijos, y corrian respecto a él las más fantásticas leyendas. Los que le trataban teníanle por hombre ambicioso y de vastos proyectos, muy voluntarioso, y muy tozudo, y muy reconcentrado. Alardeaba de plebeyo.

—Con dinero se va a todas partes—solía decir.

—No siempre, ni todos—le replicaban.

—¡Todos no; pero los que han sabido hacerlo, si!

Un señoritingo de esos que lo ha heredado, un condesito o duquesín de alfeñique, no, no va a ninguna parte, por muchos millones que tenga; pero yo? ¿Yo? ¿Yo, que he sabido hacerlo por mí mismo, a puño? ¿Yo?

¡Y había que oír cómo pronunciaba yol En esta afirmación personal se ponía el hombre todo.

—Nada que de veras me haya propuesto, he dejado de conseguir. ¡Y si quiero, llegaré a ministro! Lo que hay es que yo no lo quiero.