Página:Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920).pdf/136

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
132
Miguel de Unamuno

Pues bien, se lo dirél Lo irresistible habría sido, no yo, sino mi amor. ¡Si, mi amor!

—¿Pero es una declaración en regla, señor conde? Y no olvide que soy una mujer casada, honrada, enamorada de su marido...

—Eso...

—¿Y se permite usted dudarlo? Enamorada, sí, como me lo oye, enamorada, sinceramente enamorada de mi marido.

—Pues lo que es él...

—¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Quién le ha dicho a usted que él no me quiere?

—¡Usted misma!

—Yo? ¿Cuándo le he dicho yo a usted que Alejandro no me quiere? ¿Cuándo?

—Me lo ha dicho con los ojos, con el gesto, con el porte.

—¡Ahora me va a salir con que he sido yo quien le he estado provocando a que me haga el amor... ¡Mire usted, señor conde, ésta va a ser la última vez que venga a mi casal —¡Por Dios, Julial —La última vez, he dicho!

—Por Dios, déjeme venir a verla, en silencio, a contemplarla, a enjugarme, viéndola, las lágrimas que llorehacia adentro...

—¡Qué bonito!