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Dos madres

DON JUAN.—Oh, no! Aquel sobrinillo tuyo, por ejemplo...

RAQUEL. Ya te he dicho, Juan, que no hables de eso..., que no vuelvas a hablar de eso... Mi hermana, visto que tenemos fortuna...

DON JUAN.—Dices bien, tenemos...

RAQUEL.—¡Claro que digo bien! ¿O es que crees que yo no sé que tu fortuna, como tú todo, no es sino mía, enteramente mía?

DON JUAN. ¡Enteramente tuyos, Quelina!

RAQUEL.—Mi hermana nos entregaría cualquiera de sus hijos, lo sé, nos lo entregaría de grado. Y como nada me costaría obtenerlo, nunca podría tenerlo por propio. ¡Oh, no poder parir! ¡No poder parir! ¡Y morirse en el parto!

DON JUAN. Pero no te pongas así, querida.

RAQUEL.—Eres tú, Juan, eres tú el que no debes seguir así... Un hijo adoptado, adoptivo, es siempre un hospiciano. Hazte padre, Juan, hazte padre, ya que no has podido hacerme madre. Si me hubieras hecho madre, nos habríamos casado, entonces sí... ¿Por qué bajas así la cabeza? ¿De qué te avergüenzas?

DON JUAN.—Me vas a hacer llorar, Raquel, y yo...

RAQUEL. Sí, ya sé que tú no tienes la culpa, como no la tuvo mi marido, aquel...

DON JUAN. Ahora eso...

RAQUEL—¡Bien! Pero tú puedes darme un hijo.

TRES NOVELAS 3 Tv.