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que habiendo aprendido, por ejemplo, lo que es la Higiene y la cocina higiénica, las iniciarán pro- gresivamente en estas sanas ideas y enseñanzas prácticas que constituyen la ciencia ménager. Y he aquí cómo, desde el punto de vista social, los gobernantes del cantón católico de Friburgo han hecho más por la felicidad del pueblo que mon- sieur Jaurés con todos sus discursos.
IV
Pero no bastaba con introducir los conocimien- tos ménagéres en las escuelas de primera enseñan- za: era preciso asegurar á las jóvenes una ense- ñanza ménager más completa, que debería darse obligatoriamente en los que se llaman cursos complementarios (seguidos por las discípulas de trece á quince años), y también, aunque potesta- tivamente, en las instituciones post-escolares.
Para dar esta enseñanza no eran suficientes las nociones de ciencia ménager que aprendían las institutrices en la escuela secundaria de Friburgo: era preciso formar un personal más competente, y el Gobierno, fiel á su sistema, quiso reclutar las maestras antes que tener las discípulas.
A este fin recurrió á un procedimiento origi- nal: instituyó un “curso normal rápido,, en el cual en cuatro meses se daba á las institutrices provistas de título la instrucción necesaria para hacerlas excelentes maestras.
Funcionó por primera vez este curso en Fri- burgo el año 1901, durante las vacaciones esco- lares, desde el 1.” de Julio al 30 de Octubre.
Las lecciones se daban diariamente, de ocho de la mañana á seis de la tarde, y eran distribuí- das en la siguiente forma:
De ocho á nueve de la mañana, lección teóri-
