138 CIENCIA Y ACCIÓN
particulares suelen ceder lo mismo el local que los utensilios de cocina.
Nunca se dan en el verano, por no distraer á las jóvenes de los trabajos del campo. Se escogen más bien los meses de invierno, y las veinte lec- ciones que comprende el curso se dan, ó en vein- te días consecutivos, ó dos ó tres veces por se- mana, según prefieran las discípulas. Las leccio- nes comienzan á las ocho de la mañana, y conti- núan, cori cortos intervalos de descanso, hasta las seis de la tarde.
El número de discípulas se fija en 20; pero se forman dos grupos de 10, y se establece entre ellos un turno, según el cual, un grupo prepara por la mañan1 la comida del mediodía, y el otro, por la tarde, la de la noche; y mientras que el uno realiza las faenas de la cocina, el otro se ocupa en copiar en sus cuadernos las lecciones teóricas. Como es una sola maestra la encargada de estas escuelas volantes, y no puede, por tan- to, estar á la vez en la cocina y en el comedor (que sirve de sala de estudio), se ha adoptado este procedimiento de las copias. En efecto; la parte teórica de estos cursos se halla consignada en tres cuadernos, cuyo texto deben copiar las discípulas en los veinte días del curso.
El cuaderno núm. 1 está dividido en dos capí- tulos: en el primero se exponen de manera sen- cilla y clara los principios de una alimentación racional, valor de los alimentos, y reglas que de- ben observarse para disponer una comida nutriti- va y económica; en el segundo se dan consejos prácticos sobre la higiene y la alimentación de los recién nacidos y de los niños en su primera edad. .
El cuaderno núm. 2 contiene indicaciones re- lativas á la preparación de los menús ejecutados durante el curso. La maestra cuida de que sean
