156 CIENCIA Y ACCIÓN
Para que la obra de la educación se lleve á cabo en perfectas condiciones, no basta que haya inteligencia ó acuerdo aparente entre el padre y la madre: es necesario que sea real.
A este propósito se han dicho en el Círculo de Charonne cosas muy oportunas sobre la unión conyugal, sobre la manera de hacerla verdadera y profunda, y sobre el modo de restablecer en un matrimonio la destruída armonía.
Pero queremos citar textualmente el resumen, á fin de continuar nuestra demostración de la utilidad práctica de estos círculos de educación familiar, utilidad que traspasa á veces la esfera de acción propia de la educación infantil. De ello podrá juzgurse por las siguientes líneas:
“Laarmonía, la inteligencia conyugal ha de des- cansar precisamente en la recíproca y atenta bue- na voluntad de los esposos. En su fuero interno, ninguno cree haber sido el culpable cuando aqué- lla se rompe; y si ambos se aferran á esta creen- cia y cada uno por su parte espera, por creerse con derecho á ello, á que el otro cónyuge depon- ga su actitud y dé los primeros pasos para hacer las paces, un amor propio mal entendido los lan- zará por el camino del desafecto.
»Para salir de estas situaciones no hay más que reconocer y declarar lealmente la parte de culpa que uno tenga, así como los motivos de enfado del contrario. Procediendo de esta mane- ra, las pequeñas desavenencias preséntanse bajo otro aspecto: cada uno apreciará noblemente los motivos de enojo del adversario, y desde este instante, ¿cómo un estúpido amor propio impedi- rá tender una mano que será aceptada con gra- titud? ,
, A veces, sin embargo, la buena voluntad es impotente para restablecer la unión, y es necesa- rio recurrir á una tercera persona que á modo de