66 CIENCIA Y ACCIÓN
Viena cuenta próximamente millón y medio de habitantes, y se ejercen allí gran número de in- dustrias. El trabajo de las mujeres está muy ge- neralizado; y como concurrieron á la información las obreras de casi todas las ramas del trabajo, pudimos formarnos una idea muy completa de la vida industrial femenina.
»Me acuerdo perfectamente del grupo de las obreras que trabajan en la elaboración de flores artificiales. Esta fabricación está confiada á manos femeninas, y es también una mujer la que dirige los trabajos; pero el dueño, el patrono, es casi siempre un hombre (suele ser el marido de la en- cargada de! taller), y éste es el que impone la ley á las jóvenes obreras que allí trabajan. La mayo- ría de las que han comparecido á la información nos han contado en términos que producen do- lorosa impresión la conducta que con ellas si- guen los patronos. Una de ellas nos ha dicho que, por regla general, á las aprendizas no se las ins- truye en el oficio sino á cambio de firmar una obligación por la cual se comprometen á cumplir condiciones verdaderamente infames.
»Durante otra sesión, en que iban á informar obreras encuadernadoras, una joven se levantó, y dirigiendo la vista al sacerdote que aquel día se sentaba á nuestro lado, acusó á un patrono joven, que había sido llamado como perito, de haber perseguido y atropellado á las obreras jó- venes que trabajaban bajo su dirección. El patrón trató de negar; pero otros testigos, por cierto va- rones, hicieron constar que el hecho en efecto ha- bía sido probado en juicio, y entonces le pareció más prudente callarse. Cualquiera que conozca la vida industrial sabe que hechos de tal natura- leza no son raros. La virtud, el honor, la salud de la mujer que tiene que ganarse el sustento en el trabajo de la industria, se encuentran muy á me-