INICIATIVAS FEMENINAS 79
Ved, si no, los cursos de adolescentes ó de adultos: á ellos concurren todas las personas que desean adquirir ó completar la instrucción pri- maria. Por eso forman con los asistentes dos grupos, según que sean analfabetos ó que tengan alguna instrucción.
Desde hace diez años el número de estos cur- sos ha aumentado considerablemente: en 1894 pasaban de ocho mil; la cifra actual es de más de cuarenta y seis mil. “Puede decirse—escribe M. Petit—que en la actualidad no hay niño per- teneciente á las clases populares que, deseando recibir la instrucción primaria ó perfeccionar y ampliar sus conocimientos, no tenga á su dispo- sición, lo mismo en la aldea que en la ciudad, un centro adonde concurrir y un profesor dispuesto á satisfacer sus deseos de aprender., Lo cual se- ría excelente si esta enseñanza no se inspirase muchas veces en un espíritu anticristiano. Pero para apreciar las tendencias que dominan en este profesorado, basta recordar las significativas ma- nifestaciones y protestas á que se han dejado llevar gran número de maestros y maestras de primera enseñanza. El peligro es grandísimo, si se tiene en cuenta que en el pasado invierno han seguido estos cursos más de cuatrocientos mil jóvenes de ambos sexos; de donde resulta que al lado de un beneficio intelectual que sería absurdo desconocer, ¡cuánto daño ha podido causarse desde el punto de vista religioso y moral á esos millares de almas juveniles!
Entre los concurrentes á los cursos de adul- tos hay una categoría sobre la cual debemos llamar singularmente la atención: la de las jó- venes.
Hace tiempo que nuestros adversarios Se es- fuerzan por arrebatar á la Iglesia la mujer. En 1897, en el Congreso de la Liga de la Enseñan-