INICIATIVAS FEMENINAS 99
de que la práctica hace mucho y de que no es imposible acudir á una buena obra de dicción, entre las cuales me permito recomendar la de Legouvé, maestro en el arte de la lectura.
En las aldeas es difícil hacer la lectura á varias voces; pero sería absurdo pensar que hecha por una sola persona no habría de tener buen éxito. Todolo contrario. De ese modo realizada, si care- ce de animación y de variedad, es quizás máscom- prensible para los oyentes principiantes. Yo he hecho personalmente la prueba, y he deducido que la lectura á varias voces no conviene sino en los diálogos y en las obras teatrales: para las demás es la lectura á una sola voz la más apro- piada á la naturaleza de lo que se lee.
Una regla que importa mucho observar es la de la elección de las lecturas. No conviene leer al azar, del primer volúmen que se coja y por cual- quiera página: la lectura debe ser apropiada al auditorio, y leer á las jóvenes cosa distinta de lo que leeríamos á las religiosas; y á las madres de familia, algo diferente de lo que leeríamos á las párvulas. Esta observación es tan evidente, que pudiera parecer superílua. Y, sin embargo, en nuestro apostolado, ¡cuántas veces se prescinde de ella y obligamos á los niños á oir discursos que son incomprensibles, para ellos y aun para algunas personas mayores!
Pero volvamos á las lecturas. Para que den el resultado apetecido, es preciso que su programa se combine con el mayor acierto; que cada ca- tegoría de oyentes encuentre satisfechos sus gus- tos é inclinaciones; y así, las personas serias oirán con placer algunas páginas instructivas ó morales; las sentimentales, un trozo de poesia ideal; las alegres, algunos fragmentos humorísti- cos ó cómicos. No conviene desdeñar la actuali- dad, porque no hay inconveniente alguno, antes
