Para ello es preciso la colaboración de todos en un esfuerzo común, en una energía nueva, en una fe ar- diente, en un esclarecido espíritu, a fin de poner dique á esa nueva marea de desastres.
Luchemos econ nuestros hombres, codo con codo, alto el corazón !, valientes y serenas. Seamos sus colabora: doras, ayudémosles a salvar los grandes principios.
Obra imensa por realizar, que ellos, solos, no podrán llevar a cabo, y que no podremos secundar nosotras mientras quedemos relegadas, como rebaños inútiles; cuando no resultemos adversas en gracia a la incapaci- dad en que se nos mantiene y que puede convertirnos en rémoras malsanas porque nos conservan desprovistas de la personalidad y la comprensión de las grandes causas que concede el ejercicio de los derechos ciudadanos; que puede hacer de nosotras seres indiferentes o per- judiciales, porque han conservado sobre nuestras frentes de mujeres y de madres, el estigma de la incapacidad po- lítica y civil con que sólo se marca, entre los hombres, a los dementes, a los imbéciles, a los proxenetas, a los asesinos y a los ladrones.
Yo confío en la clarividencia de vuestros hombres, que acaban de dar al mundo la magnífica lección de al- ta política con la paz del Chaco!
Yo confío en ellos y en vosotras. Realizad mayores sacrificios y uníos en el esfuerzo! Realizad un inmenso movimiento de opinión: estoy convencida que vuestro pueblo, evoluto ya, os acompaña!
Las juventudes, entusiastas siempre de democracia y de libertades están con vosotras!
Un esfuerzo aún, y el triunfo es vuestro,
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