Ruggieri y el de Santiago Fassi, de los antipersonalis- tas; obligue a la mujer argentina que tantas pruebas de sus capacidades ha dado a la Nación, a verse colo- cada en situación de inferioridad junto a sus hermanas de otras nacionas americanas, como las del Brasil, del Ecuador, que gozan de sus plenos derechos, o las de Chile, donde las mujeres tienen por lo menos derechos parciales !
Es incomprensible que la primera y más poderosa Nación de América Ibérica, tan evolucionada en su cul- tura, que dió el primer paso en la emancipación de las colonias de la madre patria, no haya franqueado aun esta última barrera de la reacción, que significa para su democracia una amputación inexplicable.
La Junta por log Derechos de la Mujer, organizada por esta valiente Unión Argentina de Mujeres, antes de poeo, estoy convencida, habrá de ver desplomarse esta barrera anacrónica, e injustificada en este suelo donde flotan tutelares los espíritus de Alberdi y de Faustino Sarmiento.
En esta hora en que trágicas nubes ensombrecen el horizonte de los pueblos; en que los métodos de los Es- tados totalitarios cubren de angustiosas amenazas los destinos de la cultura y la civilización de nuestra época; en que los dictados de los estados totalitarios, de iz- quierda y de derecha, anulan la personalidad de los seres humanos, colocando la fuerza por encima del de- reho, el atropello dominando a la justicia, la obediencia ciega y gregaria superando a la disciplina libremente consentida; en que la fe en las democracias vacila; es más que nunca necesario que se unan los pueblos de América para salvar esa fe que inspiró a nuestros hé- roes las gestas de la libertad, a fin de salvar del desastre de las democracias decadentes y débiles de la vieja Europa, los principios sagrados que inspiraron fecundo soplo de vida a nuestras nacionalidades jóvenes,
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