mos abundaban más. Es el árbol más útil que tienen los indios. Su leña es excelente para el fuego, arde como carbón de piedra; su fruta engorda y robustece los caballos como ningún pienso, les da fuerzas y bríos admirables; sirve para elaborar la espumante y soporífera chicha, para hacer patai pisándola sola, y pisándola con maiz tostado una comida agradable y nutritiva.
Los indios siempre llevan bolsitas con vainas de lgarroba, y en sus marchas las chupan, lo mismo que los coyas del Perú mascan la coca. Es un alimento, y un entretenimiento que reemplaza el cigarro.
A propósito de cigarro, aprovecharé este momento, Santiago amigo, para decirte que los indios aman tan to el tabaco como el aguardiente.
Prefieren el negro del Brasil á cualquier otro. Los pampas Azuleros hacen este comercio, y los chilenos les llevan con el nombre de tabaco, una planta que no he podido conocer, que he fumado, y me ha hecho el mismo efecto del opio, es fortísima.
Todos los indios saben fumar, lo mismo que saben beber; pasaría por persona mal educada quien no s'piera hacerlo.
Fuman el tabaco de tres modos: en forma de cigarro puro, en forma de cigarrillo y en pipa.
Este último modo es el que les gusta más.
No hay indio que no tenga su cachimbito.
Ellos mismos los hacen, y con bastante ingenio.
Buscan un pedazo de madera blanca como de una cuarta de largo y una pulgada de diámetro; le dan primero la forma de un paralelepípedo, en seguida le hacen una punta cilíndrica, luego un taladro y en uno de los lados un agujerito en el que colocan un dedal, con otro agujerito que coincide con el taladro.