Las chinas recogían el ganado manso, arreándolo á pie, seguidas de muchos perros tan grandes como flacos, que llamaban la atención.
Las cabras y las ovejas venían mezcladas.
Llegaron á la puerta de los corrales; los perros separaron las especies, y las chinas las majadas, encerrando cada una de ellas en su respectivo corralito.
La operación se hizo con la misma facilidad conque un niño separaría de una canastilla llena de cuentas negras y blancas las que quisiera.
Cuando alguna cabra ú oveja se quedaba en la majada que no le correspondía, los perros la volvían al redil.
Me avisaron que el asado estaba pronto. Acabé de mudarme, y ocupé mi puesto en la rueda del fogón.
Al sentarmie, vi cruzar una cara patibularia.
Parecía un indio.
¿Quién era ?