X.I El embajador del cacique Ramón y Bustos.—Desconfianza de cacique.—Quién era Bustos.—Caniupán.—Otra vez el embajador de Ramón y Bustos —Un bofetón á tiempo.—Mari purrá wentru.—Recepción.—Retrato de Ramón.—Exigencias de Caniupán. —¡Lo mando al diablo! Conformidad.
Regresó el embajador de Ramón.
En lugar de dirigirse á mí, se dirigió á Bustos.
¿Qué le dijo? Ni lo supe, ni lo sé. Mi lenguaraz no tenía suficiente libertad para hablar conmigo, porque, á más de pertenecer á las tolderías de Ramón, cuyo cuñado estaba allí, á mi lado, rodeábannos muy de cerca muchísimos indios, que atentos y curiosos, no apartaban sus miradas de mí, como queriendo penetrar mis pensamientos.
Lo que no podía ocultárseme era que Bustos y el embajador no estaban acordes. El primero se expresaba con verbosidad, con calor y perceptible descontento.
Mora, aprovechando un instante de distracción de Bustos, me insinuó con aire significativo que Ramón desconfiaba y que Bustos me fendía.
No me había engañado. El hombre había simpatizado conmigo. Ya tenía un aliado. Traté, pues, de acabar de hacer su conquista, afectando la mayor tranquilidad,