XX
El camino de Calcumuleu á Leubucó. Los indios en el campo.
Su modo de marchar.—Cómo descansan á caballo. Qué es tomar caballos á mano.—No había novedad —Cruzando un morte.—Se divisa Leubucó.—Primer parlamento.—Cada razón son diez razones.
El camino del Calcumuleu á Leubucó corría en línea paralela con el bosque que teníamos hacia el Naciente, buscando una abra, que formaba una gran ensenada. De trecho en trecho se bifurcaba, saliendo ramales de rastrilladas para las diversas tolderías. Reinaba mucho movimiento en el desierto.
De todos lados asomaban indios, al gran galope siempre, sin curarse de los obstáculos naturales del terreno, donde caballos educados como los nuestros ó los ingleses habrían caído postrados de fatiga á los diez minutos por vigorosos que hubieren sido. Subían rápidos á la cumbre de los médanos de movediza arena y bajaban con la celeridad del rayo; se perdían entre los montecillos de chañar, apareciendo al punto; se hundían en las blandas sinuosidades y se alzaban luego; se tendían á la derecha, evitando un precipicio, después á la izquierda rehuyendo otro, y así, ora en el horizonte, ora fuera de la vista del plano accidentado,