Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo I (1909).djvu/261

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En ese instante y mientras Epumer apuraba el cue:no, una voz suave me llamó al oído.

Di vuelta sorprendido, y me hallé con una fisonomía infantil, pero enérgica.

—Y ¿quién eres tú?

—Un cristiano, Miguelito.

UNA EXCURSIÓN 17.—TOMO I