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Estas mujeres se le aparecen á uno en todas partes.
Nos aman con abnegación.
¡Y tan crueles que somos después con ellas!
Nos dan la vida, el placer, la felicidad.
¿Y para qué? Para que tarde ó temprano en un arranque de hastío, exclamemos:
«Siempre igual, necias mujeres. »