Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo I (1909).djvu/354

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Dios ha ligado fatalmente los efectos á las causas Ni los olmos dan peras, ni las instituciones sus frutos donde las nociones del bien y del mal, de lo bueno y de lo malo, no están universalmente encarnadas en todo pecho. Siguiendo la ruta que llevamos, elevaremos los andamios del templo; pero al levantar la bóveda, el edificio se desplomará con estrépito y aplastará con sus escombros á todos.

Los artífices desaparecerán y el desaliento de los que contemplaban su obra conducirá á la anarquía.

Por eso el primer deber de los hombres de estado es conocer su país.

A los cinco minutos de estar en el toldo nos sirvieron de comer. A cada cual le pusieron delante un gran plato de madera con puchero abundante de choclos y zapallo, cubiertos, cuchara, tenedor, cuchillo y agua.

Las cautivas eran las sirvientas. Algunas vestían como indias estaban pintadas como ellas. Otras ocultaban su desnudez en andrajosos y sucios vestidos.

¡Cómo me miraban estas pobres! ¡Qué mal disim..lada resignación traicionaban sus rostros! La que más avenida parecía era la nodriza de la hija menor de Mariano; había sido criada en la casa de don Juan Manuel de Rosas. La cautivaron en Mulitas, en la famosa invasión que trajo el indio Cristo, en la época del gobierno de Urquiza, cuando lo que se robaba aquí se vendía en las fronteras de Córdoba y San Luis.

Yo no había comido más que un churrasquito, desde el día antes; el puchero estaba muy apetitoso y bien condimentado. Me puse, pues, á comer con tanta gana como anoche en el Club del Progreso. Y cemo no habían olvidado los trapos, como olvi laron las servilletas allí, lo hice como un caballero.

Terminado el puchero, trajeron asado, después sandías.