Página:Una traducción del Quijote (1).djvu/16

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viven enmedio de otros corazones que están íntimamente ligados al suyo. Puesto el peso de su cariño, entre su madre y su padre, se inclinó hacia el lado de éste, y como siempre que se dá igual caso, con justicia. El niño comprendió que habia á su lado un corazón más noble, más expansivo, más herido y más merecedor de consuelo. Acompañaba á su padre á todas partes, especialmente al campo, y allí, padre é hijo se pasaban horas enteras, observando el rastro de un hormiguero sobre la yerba, el vuelo de un ave ó la tortuosa marcha de un reptil. Por la noche, sentados ambos al fuego del hogar, el padre contaba al hijo un pasaje de Historia sagrada, un episodio de novela, ó bien el trozo más maravilloso de un cuento de hadas; de suerte que Miguel confundia luego en su imaginación las grandes verdades con las risueñas ficciones; la vara de Moisés, con el talismán de la Puerca Cenicienta.


X.

Nueve años después, á fin de Octubre de 184..., Miguel, que estaba ya en la fuerza de la juventud, y que hacia dos años que habia perdido á su madre, acompañaba al humilde cortejo fúnebre que conducia los restos mortales de su padre al cementerio del pueblo de Huertas, situado á corta distancia de su alquería.

Acompañábale un viejo criado que le habia visto nacer, y ambos confundieron sus lágrimas sobre la pobre huesa en que fué sepultado D. Fernando Laso de Castilla.

Ignoramos los acontecimientos que mediaron en este espacio de tiempo, y sólo atendiendo al carácter apático y al ciego cariño paternal de D. Fernando podemos explicarnos la prolongada estancia de Miguel en aquella aislada alquería, en donde consumió los primeros años de la adolescencia, sin pensar en el porvenir, y sin utilizar las inteligentes facultades de que estaba dotado.

Algunos dias después de la muerte de su padre, hallamos á nuestro jóven montado en el caballo que habia sido de aquel, caminando hacia Madrid, en compañía de Damián, el viejo criado, que cabalgaba en una mula de paso, llevando en la grupa una abultada maleta, que sin duda encerraba todo el equipaje de amo y servidor.