Página:Una traducción del Quijote (1).djvu/23

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dias que hace que he venido; ¡y qué respetuoso es! Apenas se atreve á mirarme. No sé qué hacer, ni cómo agradecerle su sacrificio. ¡Dejar su patria por mi! ¡Porque indudablemente ha sido por mi! ¿Dónde vivirá, cómo vivirá? ¡Parecia tan pobre! ¿Quién será? Tiene un aspecto muy distinguido. Me ama locamente, no cabe duda; pero él mismo conoce los obstáculos que nos separan. Debe ser discreto. ¿Cuál será su pensamiento? ¿Qué puedo y debo hacer yo?»

Durante este rápido monólogo mental, la Princesa no pudo ménos de mirar alguna vez al jóven, á quien el lector habrá ya conocido; pero al mismo tiempo que ella le miraba, habia una persona que observaba á los dos.

— Prima, —dijo el Baroncito de Pratassoff: ¿conoces á aquel jóven que está allí enfrente, inmóvil como la sombra de Bancuo en el festin de Macbeth?

—No, —contestó la Princesa afectando indiferencia.


II.

Tres dias después, en la Revista semanal de un diario político de San Petersburgo, se leian las siguientes líneas:

«Háblase también de un duelo misterioso entre dos jóvenes, uno de ellos extranjero, el otro muy conocido en el mundo aristocrático. Parece ser que el lance se verificó en Caterineuhof, de noche, siendo uno de los testigos un célebre cantante, que con este motivo tuvo que revelar el nombre ilustre que oculta bajo el dé artista. Ambos contendientes quedaron heridos, uno de ellos de alguna gravedad. ¿Quién será ella

La Princesa María leyó estas líneas momentos después de haberla entregado su padre una carta del Barón de Pratassoff, en la cual, éste se despedía para sus posesiones de Wolhinia. Este inesperado viaje, sin despedida personal, unido á la noticia del duelo que acababa de leer, sobresaltó á la hermosa jóven; pues recordando la pregunta que su primo la hizo, en el vestíbulo del teatro, referente á su incógnito adorador, receló que ambos jóvenes fuesen los protagonistas del lance de que hablaba el periódico. La ausencia de su primo, que pudiera ser un pretexto para no presentarse en público, daba visos de certeza á esta sospecha. No