Página:Varenka Olesova (novela).pdf/70

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
66
 

pesar de estar las ventanas abiertas, olía a petróleo. Hizo un gesto de repugnancia, y, cogiendo un libro, bajó al parque.

Allí, en la familia estrechamente unida de viejos árboles, años y años combatidos por las tempestades, reinaba un silencio melancólico y enervante. Hipólito Sergueievich se paseaba a lo largo de la avenida principal, sin abrir el libro, sin pensar en nada, sin desear nada.

Deteniéndose a la orilla del río, junto al bote, recordó el reflejo encantador de Varenka en el agua.

Me conduje como un colegial!—exclamó.

No obstante, le era grato pensar en ella.

Poco después, entró en el bote, se sentó en la popa y se puso a mirar al agua. El espectáculo era tan bello como hacía tres días; pero aquella mañana, sobre el fondo transparente del agua, no aparecía la figura blanca de la muchacha.

Encendió un cigarrillo y lo tiró al agua en seguida. "Ha sido una tontería venir—se dijo.

De qué puedo yo servir aquí? Mi hermana, por lo visto, me ha invitado, principalmente, para salvar las apariencias, para poder recibir, sin que se murmure, al señor Benkovsky. Es un papel poco respetable... En cuanto a ese señor Benkovsky, no debe de ser muy inteligente, si está en realidad enamorado de mi hermana... harto inteligente para él...

Después de pasar cerca de tres horas medio durmiendo, medio meditando, abordando con el pen-