ESTUDIO PRELIMINAR
concepciones, y hacen la crítica de la teoría del conocimiento, partiendo de la certidumbre de la muerte. Oscilantes, drámaticos, en la muerte me- ditan, o sobrecogidos y espantados operan el he- chizo del cosmos, ensayan el ensueño prolongado, o descubren las metafísicas del consuelo, maneras de escapar del embrujo mortal, de la mortal evidencia. ¿Han despertado de las ensoñaciones dogmáticas y arriesgados, lanzan entonces la escudriñadora mi- rada, hasta tocar el fondo de la vida?
El latido del ser escapa a toda penetración; el tiempo como una evidencia contínua mete nuestro vivir en pozos de misterio y silencio. Han aprendi- do que no puede edificarse ninguna filosofía, por este ser instable que es el hombre, cosa viviente a quien la muerte atrae.
Platón y Plotino, sin duda alguna los dos pen- sadores clásicos más disgustados y dramáticos de la antigiedad, al descubrir la inminencia de la muerte, declararon el fondo del misterio como con- dición de toda sabiduría, asistencia inevitable de todo trabajo humano. Y al saber racional, hecho de lo definido y sistemático, opusieron el avance solitario en lo desconocido. A la sabiduría de lo sobremortal, que era el conocimiento de la eviden- cia de la muerte, más horrorosa que la creación del realismo racional, se opone, precisamente, la del idealismo platónico, de las ideas eternas e inmuta- bles, o la de lo Uno, inmutable y eterno, de Ploti-
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