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toma, cuando ha llovido, para evitar el empantanarse en la cruzada del Salar.

Este camino sigue á Olaros, Toro y Bolivia.

El camino á Chile es el que conduce á Atacama, pasando por Catua, Guaytiquina, el Alto de Lari, Puntas Negras para caer á Soncos ya del otro lado de la Cordillera, que del lado Argentino empieza á ascenderse en Guaytiquina.

El año redondo es frecuentado este importante camino por tropas de novillos ó toros invernados, conducidos en retazos de á 60 animales al cuidado de tres hombres.

En los buenos meses es un viaje molesto y penoso, pues el arreo saliendo de Guaytiquina debe marchar casi sin descanso dos días y dos noches, á fin de salvar la Cordillera, que aun en esa época, es siempre temible si el tiempo se descompone.

Puede conjeturarse de esto lo que será en los meses de invierno, cuando los hombres y las bestias van con la vida pendiente de un hilo, hasta salvar ese trecho infernal con alturas de cinco mil metros, como el temible Alto de Lari, donde millares de cabezas de ganado dejaron sus huesos bordeando el camino, y cientos de troperos sobrecojidos de frío, han quedado sentados entre las piedras, mostrando á los que pasaban después, la horrible y sarcástica mueca de los que mueren helados.

El camino que debemos seguir para llegar á Siberia, sigue por las faldas de los cerros del Oeste, pero no hay posibilidad de desviarse de la huella, porque el suelo está plagado de agujeros hechos por esos roedores andinos, tan comunes desgraciadamente, y que tienen el nombre de ocultos, ocultucos, etc. (Ctenomys sp.).

Este animal es una especie de ratón sin cola, que horada con largas galerías profusamante el suelo en sentido casi horizontal, de modo que pisando los animales, donde parece terreno firme, este se desmorona de golpe y encajan las manos violentamente unos treinta á cuarenta centímetros, lo que no solo es incómodo para los ginetes, sino que es expuesto á que se deslomen en uno de estos movimientos bruscos, además de las rodadas que pueden dar.

Las lomas donde han invadido estos animales dañinos, se reconocen á lo lejos por estar completamente desprovistas de ve-