Página:Viaje de exploracion en la Patagonia Austral - 1886.djvu/23

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Pero si bien los Tehuelches lo trataron espléndidamente porque le dieron un gran quillango de guanaco y botas de potro para cubrir su cuerpo y sus pies cuando se acabaron sus ropas y su rico calzado; carne y agua todos los dias y buen fuego y muchos perros á su alrededor en las noches crudísimas de invierno para que no se muriese de frio, — comprendió bien pronto que su proyecto de hacer relevamientos topográficos cuyo valor habría sido muy grande, como que le hubiese abierto un camino lucidísimo en el mundo científico, — no era posible de realizar, dada la índole especialísima de la caravana á que iba agregado y que imprimía curso opuesto á sus deseos desquiciando sus mejores planes.

Los instrumentos que no se le hablan perdido, estaban rotos y descompuestos; no tenia ni papel en que escribir y los indios que miraban con recelo toda tentativa de estudio ó de análisis, le llevaban por distinto rumbo á aquel que deseaba él seguir en la esperanza de recojer un nuevo dato para la ciencia y un laurel para su frente abatida por las penurias de la marcha.

No obstante, Musters, á quien habia dotado la naturaleza de grandes dotes, con su ánimo siempre fuerte y su excelente memoria, se dedicó á observar las costumbres de sus abigarrados compañeros, penetrando con su inteligencia superior en el móvil de las acciones de los pobres indios y en la necesidad de los usos que el medio les demarcaba, ya que no podia determinar ángulos, medir distancias y apreciar alturas.

Así fué, que al regreso de ese viaje estraordinario, cuyos sufrimientos le acarrearon muerte prematura, escri-