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profundidad que se quiere dar al toldo; estos palos constituyen las paredes; que atadas sus cabezas con lazos, forman una armazon, encima de la cual se pone un cuero que, para seguir la comparacion hasta el fin, sirve de techo. La abertura es dirijida al Oriente, porque el viento viene siempre del Oeste, i los indios duermen con los pies apoyados en el fondo. En cada toldo viven una o dos familias: tomemos por ejemplo, la distribucion interior del toldo de Huincahual: a la derecha, primera separacion, en que duerme la primera mujer de Huincahual, en seguida, la segunda mujer, despues, niños sin distincion de sexo, Chiquilin soltero; i en fin, en el último compartimiento, Marihueque, su mujer i dos niños. El toldo se desmonta facilmente como que así debe ser, para indios que cambian frecuentemente de residencia.

Cada vez que los ganados i las caballadas, han consumido el pasto del lugar que habitan, se desentierran las estacas, que son siempre las mismas, i pasan de los padres a los hijos, porque son mui escasas en la pampa, i principalmente palos derechos, como los que se necesitan para ese uso; se arrollan los cueros, i el toldo hace la carga de un caballo, los otros utensilios i objetos menudos, se cargan en otro caballo i se ponen en marcha: llegados al lugar que han escojido, en pocos momentos instalan otra vez su casa ambulante.

Adentro se cuelgan, en los ganchos de los palos, las varias cosas del menaje. Las chinas guardan sus utensilios de toillete en sacos de cuero a manera de carteras, o en canastas hechos con las ubres de las vacas. Allí están los jarritos en donde tienen las tierras con que se pintan la cara; no usan peines, pero sí escobillas, hechas con pajas tiesas i delgaditas, que solo alizan el pelo i de ninguna manera limpian la cabeza, que tanto lo necesita esa jente.

A la tarde llegó Quintunahuel el hijo de Paillacan. Venia mandado por su padre para decirme, que me fuese a vivir a los toldos de Lalicura, que me esperaba con impaciencia. Paillacan era pobre, i miéntras mas pobres son los indios, mas exijentes son; i conocida su rapacidad, contesté a Quintunahuel, que iria, pero cuando hubiese llegado Inacayal para quién traia cartas. Se fué llevando algunos regalos; antes de marcharse me pidió algunos cohetes, a fin de que pudiesen divertirse los que estaban tomando aguardiente en los toldos de su padre.

Al anochecer volvieron Marihueque i Gabino Martinez completamente ebrios. Entre jente cristiana, la mujer nunca deja de reñir a su marido, cuando vuelve ébrio a su casa; aquí no. Las chinas estan