Página:Viaje en las rejiones septentrionales de la Patagonia.djvu/176

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la toldería que vienen a cumplimentarla por ser mujer i a recibir de ella un pedazo de yegua proporcionado a su rango o grado de parentezco. Despues se la pasea por la toldería sentada sobre una manta. Gabino que me relató estos pormenores me dijo que se le ponia en la boca un poco de tierra con sangre, pero no me pudo decir el objeto de esta medida. Despues de la procesion se mezcla la niña con sus compañeras de los toldos. Villarino en su viaje presenció una de estas fiestas. D'Orbigny dice que antes de concluir la procesion, conducen a la niña para que se bañe en un lago o rio. Gabino a quien interrogué sobre este particular me dijo que no sabia nada de eso.

Llancuhuel se encontraba en las vísperas de este estado que produce tanto cambio en la mujer, pero entonces sus formas estaban indecisas entre la niña i la mujer.

Pasaba su vida alegremente ocupada todos los dias de Dios en pintarse la cara de varios colores; repartiendo su tiempo entre los baños del Caleufu i paseos a caballo en ancas de la segunda mujer de Huincahual, en busca de ovejas estraviadas; i en la tarde, al frente de los toldos, se entretenia con sus hermanitos i sobrinos jugando a la pelota.

Todas estas buenas impresiones desaparecian al verlas entregarse a una ocupacion por la cual ellas tenian una decidida predileccion. Despues de llenar las principales obligaciones del menaje se sentaban por parejas i daban principio a tranquilas cacerias del sucio bicho que se cria en la cabeza. Esta operacion no me era del todo desconocida; la he visto ejercer a jente mas civilizada; pero lo que me llenó de horror, fué que se echaban a la boca los frutos de sus escrupulosas pesquisas i se los comían con la mas animada espresion gastronómica. De esta notable distincion solo goza el pediculus capiti, el pediculus corpori, que es el mas abundante, abundancia de la que dolorosamente participamos nosotros, jeneralmente para su felicidad es despreciado: se contentan con depositarlos relijiosamente a un lado. Sin duda, convencidos de que la muerte de unos pocos, no agotaria una especie tan millonaria. El viejo cacique, algunos dias, queriendo manifestar a sus nietos las tiernas afecciones con que los distinguia el corazon de su abuelo, se tendia al sol, i a una señal se precipitaban los chiquillos a escalmenar los enredados cabellos del viejo, buscando al mismo tiempo con avidos ojos el premio de sus trabajos. Algunas veces, por castigo, solia exceptuarse a uno de los nietos, el cual de léjos aflijido por su privacion, contemplaba a los demas que gozaban de tan distinguido favor.