Página:Viaje en las rejiones septentrionales de la Patagonia.djvu/18

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no reinaba entre ellos la embriaguez, i por lo mismo conservaban la razón bastante despejada para comprender las amonestaciones de los misioneros.

Siete años contaba ya de existencia esta misión, cuando el padre José Guillermos tuvo noticia del antiguo camino de Bariloche, i para dar mayor impulso a los progresos de ella facilitándole la comunicacion con los pueblos ya civilizados, se resolvió a abrirlo. Trasladóse al efecto al lugar denominado Los baños por sus aguas termales, distante unas quince leguas de la mision, i comenzó a trepar la cordillera de los Andes, abriéndose paso con hachas i machetes por la espesura de los bosques, dejando en los árboles una seña para reconocer la senda recorrida, mientras el padre Gaspar López hacia otro tanto por las vertientes occidentales de la misma, subiendo por la cuesta del Sauce, no mui distante de Ralun, pequeña rada situada en el fondo de la ensenada de Reloncaví, i al llegar a la cumbre encontró las señas hechas por los otros. Quedó pues descubierto aunque no espedito aquel camino, que habia de producir resultados bien contrarios a las sanas intenciones i prudentes esperanzas del laborioso misionero, porque recelando los indios que los españoles volvieran por él a maloquearlos como lo hacian antiguamente, pegaron fuego a la Mision con el designio de evadir con un golpe de mano tamaño mal.

Retirando de allí los superiores de la orden por una prudente cautela al padre José Guillermos, quedaron suspensos estos trabajos, que emprendió de nuevo siendo ya superior, i con tanta constancia que empleó en ello tres meses continuos hasta dejarlo practicable el 15 de diciembre del año 1715; i en los cinco meses siguientes despachó tres veces por él las mulas, que a pesar de ir cargadas llegaban a Ralun en solo tres dias sin la menor novedad. No pensaba por cierto que tan buena obra tuviera que costarle la vida, cuando lleno de satisfaccion lo comunicó a sus superiores i al Exelentisimo señor Gobernador el 15 de mayo de 1716: mas probable es que fué así, porque dándole un vaso de chicha Manquehuanay, cacique del lugar a cuya casa llegó para confesar un enfermo, yendo a encaminar al propio que llevaba las cartas, le acometieron tales dolores de vientre que al tercer dia murió. Murió también en manos de aquellos indios el padra Elguen en el año siguiente por haberse resistido a entregarles las vacas que para el sustento de los padres i de sus dependientes había conducido allí el padre Guillermos, por no haberlas anteriormente en aquellos lugares, i su cuerpo fué quemado junto con la