bien no se han hallado hasta ahora en otras partes: Cristaria patagónica Ph. Tetraglochin caespitosum Ph., Acaena Coxi Ph., Opuntia patagónica Ph., Echinocactus? intertextus Ph., Apleura nucamentacea. Ph., Chuquiraga patagónica Ph., Triptilium tenuifolium Ph., Erigeron Coxi Ph., Solidago patagónica Ph., Senecio patagónicus Ph.,. S. Coxi Ph., Cynoctonnm patagonicum Ph., Arjona appressa Ph., Chloraea patagónica Ph.
Cinco especies son del Estrecho de Magallanes: Acaena laevigata, Azorella triforeata, Azorella sp, Valeriana carnosa, Baceharis magellánica.
Once especies pertenecen a las cordilleras de las provincias centrales de Chile, i no se han hallado hasta ahora en la cordillera de Valdivia; son plantas que aman la sequedad, i por eso no pueden crecer en una provincia adonde llueve tanto. Son Wendtia Reynoldsi, Tropaeolum polyphyllum, Retanilla spinifera, Mulinum spinosum, M. ulicinum, Chuquiraga spinosa, Strongyloma axillare, Baccharis Poeppigiana; Colliguaya integerrima, Ephedra andina, Agrostis distichophylla.
Con los llanos de Valdivia la pampa de Patagonia tiene diez i ocho especies en comun, i son: Arenaria palustris, Modiola caroliniana, Colletia valdiviana, Duvaua dependens, Vicia Macraei, Lupinus microcarpus, Oenothera stricta, Epilobium denticulatum, Mutisia retusa, Homoeanthus viscosus, Baccharis sagittalis, Baccharis eupatoroides, Ambrina ambrosioides, Quinchamalium pratense, Euphorbia chilensis, Libertia formosa, Susarium Segethi. Sin embargo es de advertir, que de estas diez i ocho especies las dos terceras partes son malezas, o plantas esparcidos sobre casi toda la República de Chile, la provincia de Mendoza, i aun una gran parte de la América del Sur.
De las plantas patagónicas recojidas por el señor Cox, por consiguiente son:
| Particulares a Patagónia | 28 p. C. |
| Comun a Patagonia i a la cordillera de las provincias centrales de Chile | 109 p. C. |
| Id. id. i a los llanos de Valdivia | 34 p. C |
| Id. id. i a las tierras magellánicas | 9 p. C. |
Estos números por supuesto son solamente aproximativos, i seria preciso tener un número mucho mayor de plantas patagónicas para fijarlos con algun acierto. Sin embargo se desprende ya de este escaso número un hecho mui sorprendente, i es, que se vuelven a encon-
