gamos al lugar del campamento, en la orilla de un riachuelo, derivacion del Peulla. El camino hecho puede calcularse en doce kilómetros; en la mitad hai un grande trozo de piedra aislado, de volúmen de ocho metros cúbicos. En frente de esta piedra, cae un hilo grueso de agua que produce el efecto óptico de que ya he hablado con ocasion del lago de Todos los Santos: de léjos parece una columna de mármol blanca i la ilusion seria completa si no se oyese el ruido que hacen las aguas al caer.
Nos acampamos justamente en frente del Boquete Perez Rosales: esta garganta se halla mui oculta; i sin conocerla, es difícil encontrarla. A nuestra derecha, teniamos el Tronador que saludó nuestra llegada con un ruido semejante al del trueno.
25 de diciembre.—El Juéves por la mañana salieron los hombres para traer las cargas del último campamento; nosotros medimos la altura del boquete, tomando una base en el valle del Peulla; hallamos una elevacion de 333 metros, que agregada a los 214 metros de la altura del lago de Todos los Santos, sobre el nivel del mar, i los 300 metros que habiamos subido desde este lago hasta el punto en donde nos encontrábamos, da al Boquete Perez Rosales una altura total de 877 metros; Tomamos una base mas grande para medir la del Tronador, i le hallamos al pico mayor una elevacion de 3000 metros poco mas o ménos; sino se ve de léjos como el Osorno, que tiene ménos altura, es porque se halla encerrado en medio de una porcion de cerros elevados, miéntras que el Osorno es un cono aislado.
Intentamos tambien medir la altura de las nieves eternas: pero era difícil determinarla en esa épeca del año porque no se podian deslindar desde léjos las nieves permanentes de las invernales . Pero segun mis recuerdos de las escursiones anteriores en los meses del otoño época del mínimun de las nieves, el límite inferior de las constantes era entre 1,600 i 1,700 metros.
El calor era insoportable; alcanzó a 35 grados a las dos de la tarde.
Habiamos instalado nuestra carpa en medio de un grupo de árboles, al lado del riachuelo: a medio dia veo llegar con disgusto a los hombres que creía a las orillas de Nahuel-huapi, trabajando en el bote, me dijieron que en la cima de la cordillera, se habian visto detenidos por la nieve de que se hallaba toda cubierta, i varias otras disculpas que me hicieron temer por el éxito de la espedicion; pero lo que supe inmediatamente era, que el peon Francisco Gomez, uno de los tres hombres mandados, animado de mala voluntad, i mas vaqueano que sus compañeros porque habia servido en la espedicion del Dr. Fonck i