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cos, otros dos le habian alcanzado, i respecto del resto, no sabia decir si se habian puesto en marcha.

Como la construccion del bote avanzaba, creíamos poder salir en tres dias mas. Nuestra carpa estaba cerca del lugar en donde acampó el Doctor Fonck. Recorriendo la orilla hallamos vestijios de nuestros predecesores en la carrera del buen Padre Melendez, el franciscano, i del Doctor Fonck. Llegábamos cuando ya no existia Melendez, tampoco encontrábamos sus cenizas, puesto que habia muerto en Calbuco o Chiloe, pero sí, los rastros de sus virtudes; i sin exajeracion, la palabra virtud no es demasiado, porque para venir por estos caminos con el solo objeto de evanjelizar a unos pobres diablos, era preciso tener mas que una fé ardiente. Pero tambien en cambio ¿qué de goces no tendrian esos corazones sencillos i creyentes? goces de que estamos privados nosotros, hijos de un siglo de escepticismo. La mas pequeña prueba de buena voluntad que les daban los indios les hacia olvidar al momento todos sus sufrimientos. Con que satisfaccion nos refiere el padre Filope Lagunas de que sus salvajes compañeros en el viaje que hicieron de Nahuel-huapi a Chiloé, junto con caminar aprendian el catecismo, i andaban por caminos tan horribles que yo para dar un paso necesitaba toda mi atencion, i creo que si al mismo tiempo se me hubiera obligado a aprender el catecismo, jamas habria podido llegar a Nahuel-huapi, porque aquí no se camina, sino que se escala. Para encimar esas montañas tan escarpadas, erizadas de coligües, de troncos i con una vejetacion tan espesa, no serian demasiado las garras de un gato, ni las seguras patas de un cabro. Todo esto que decimos es a propósito del padre Melendez cuya piedra de moler encontramos cerca de los restos de su piragua, i tambien al lado de estas venerables reliquias, estaba la canoa del Doctor Fonck, el primero que mostró a las sorprendidas orillas del lago de Nahuel-huapi el rostro rubio de los hijos de Arminio. ¡Buen Doctor! que solo sueña espediciones, que se encendia con la nuestra. Pero desgraciadamente para la ciencia, una numerosa posteridad le liga a las playas de Puerto-Montt. Cumplido este deber de buena educacion, i derramada una lágrima a la memoria de los misioneros, vamos a volver a hablar de nosotros. Llovió todo el dia para concluir el año. En los dias nublados, reparamos que la temperatura del dia era poco distinta de la de la noche, i en los dias de sol habia una diferencia notable entre ambas temperaturas.

1.° de enero de 1863.—Saludamos la aurora de este primer dia del presente año con bastante buen humor, porque el termómetro de nues-