mismo estaba al corriente de este documento que cita mas tarde en el diario de su segundo viaje a Nahuelhuapi [n 1]: con motivo de noticias que le dan los indios sobre unos españoles que viven al Sur a tres meses de viaje, observa que segun eso presume "que la relacion de Rojas no va mui fuera de camino". Moraleda, quien reproduce i comenta el derrotero de Rojas, dice con razon que la tradicion era mantenida por las noticias trasmitidas a Buenos Aires por los indios sobre las misiones establecidas desde Chiloé en Nahuelhuapi.
Parece que Rojas tenia algun conocimiento de los vastos territorios intermedios que describe de un modo vago, pero que permite reconocer si se quiere los rios Colorado. Negro, el Limai (rio Odon?) i talvez el Chubut, cerca del cual debia hallarse la ciudad encantada. A mas de ésta nos pinta la estraordinaria riqueza del pais en metales preciosos. Sorprende su asercion que este rio es criadero de oro i que los indios sacan de él el oro en grano, cuando sabemos que se han descubierto recientemente lavaderos de oro en su vecindad. Esta injente riqueza mineral la coloca Rojas de preferencia en ciertos cerros de aspecto particular, primero al Norte en el cerro Payen, al Sur, en nuestra rejion, en unos cerros colorados con oro i cobre campañil i varios otros cerros negros con plomo ronco a otros metales; un cerrito negro mui relumbrante "parece tener metal de plata i es de piedra iman mui fina".
Por esta razon Menendez i sus compañeros examinaban con atencion especial el aspecto de los cerros. Estando acostumbrados a ver en su tierra solo cerros verdes i nevados, los cerros áridos que principiaban a mostrarse aquí, eran de todos modos una novedad para ellos lo mismo que las pampas. Sabiendo ahora que los cerros matizados de los colores señalados por Rojas debian brindarles riquezas i les llevaban al asiento de "la ciudad de los Españoles" tomaron nuevos brios para seguir su esploracion. Como hallaron luego tambien cerros colorados, creian seguro el éxito. Así veremos mas adelante que nuestros robustos i sufridos campeones, a pesar de hallarse ya desnudos, se lanzaron con entusiasmo a la empresa de alcanzar en otra direccion los cerros de estas dos clases, sobre todo si se encontraban combinadas, como se presentaron efectivamente. Desgraciadamente sucedió que volvieron despues de grandes fatigas sin haber alcanzado los cerros fantásticos, de nodo que bien podrian haberse convencido que estaban corriendo tras de una quimera. Menendez, su jefe, era indudablemente mas reservado en sus creencias i estaba ménos ilusionado por la leyenda, así se espresa con prudencia, refiriendo solo lo que ha oido decir. Al continuar pues adelante, deseaba mas bien hacer otros descubrimientos i ver mas tierras.
- ↑ Anuario Hidrogr. 1890 p. 54.