Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/244

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 243 —

servar mis provisiones, y por fortuna encontré un arroyuelo de excelente agua.

Il cuarto día, habiéndome determinado a penétrar un poco más, descubrí veinte o treinta naturales del país entre hombres, mujeres y niños, todos desnudos, calentándose en una grande hoguera sobre una altura que apenas distaría de mí quinientos pasos. Advertidos por uno de ellos que mue vió, destacaron inmediatainente cinco hombres conocí su intención por su marcha, y huí precipitadamente a mi canoa echando a reinar con toda la fuerza; pero, como la ventaja era poca, los salvajes me siguieron a lo largo de la costa y me dispararon una flecha que me alcanzó en la rodilla izquierda, haciéndome una herida de bastante extensión, cuya señal todavía permanece, y aun temí que estuviese envenenada. "Asi logré escapar, y luego que me vi a distancia suficiente, procuré limpiar bien la herida y vendarme la rodilla como pude.

Yo me hallaba perplejo no atreviéndome a volver hacia aquella parte donde había sido atacado, y como tenía que caminar al Norte con viento Nordeste no cesaba de remar. Tendiendo la vista por todos lados, por si podía descubrir algún objeto, divisé aul Nordnordeste una vela que por instantes crecía a inis ojos : dudé algún tiempo si avanzaría a encontrarla o no, pero el horror que había concebido contra toda raza de yahous decidió, determinando virar de bordo y navegar al Sud para volver a la bahía de donde había salido aquella mañana, antes dispuesto a todo riesgo que a vivir entre ellos. Arrimé mi canoa cuanto pude a la ribera, y yo me escondí a pocos pasos de ella detrás de una pequeña roca que estaba junto al arroyuelo de que he hablado.

El navío llegó como a media legua de la bahía y envió su chalupa con toneles a hacer aguada en aquel sitio, que por el arroyo es muy conocido y fre-