Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/263

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
243
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

»Yo arriesgo con placer la vida para salvar á tantos inocentes, á tantos sobrinos, á tantos niños de amigos y no amigos que sufren por mí. ¿Qué soy? Un hombre solo, sin familia casi, bastante desengañado de la vida. Muchas decepciones he tenido, y el porvenir que se me ofrece es oscuro, y será muy oscuro, si no lo ilumina la luz, la aurora de mi patria. Mientras que hay tantos seres que, llenos de esperanzas y ensueños, acaso sean todos felices con mi muerte, pues espero que mis enemigos se darán por satisfechos y no perseguirán ya más á tantos inocentes. Su odio hasta cierto punto es justo respecto á mí, con respecto á mis padres y parientes.

»Si la suerte me es adversa, sepan todos que me moriré feliz, pensando en que con mi muerte les he de procurar el cese de todas sus amarguras. Vuelvan á nuestra patria y que sean felices en ella.

»Hasta el último instante de mi vida pensaré en vosotros y os desearé toda suerte de felicidades. —José Rizal. —Hong-Kong, 20 de Junio de 1892.»

Y en cuanto al tercero, el más interesante de todos, por el cual se ve cómo Rizal presentía que el volver á su país le costaría la vida, véase á renglón seguido:

«A los Filipinos:

»El paso que he dado ó que voy á dar es muy arriesgado, sin duda, y no necesito decir que lo he meditado mucho. Sé que casi todos están opuestos; pero sé también que casi ninguno sabe lo que pasa en mi corazón. Yo no puedo vivir sabiendo que muchos sufren injustas persecuciones por mi causa; yo no puedo vivir viendo á mis hermanos y á sus numerosas familias perseguidos como criminales; prefiero arrostrar la muerte, y doy gustoso la vida por librar á tantos inocentes de tan injusta persecución. Yo sé que, por ahora, el porvenir de mi patria gravita en parte sobre mí; que, muerto yo, muchos triunfarían, y que, por consiguiente, muchos anhelarán mi perdición. Pero ¿qué hacer? Tengo mis deberes de conciencia ante todo, tengo mis obligaciones con las familias que sufren, con mis ancianos padres, cuyos suspiros me llegan al corazón; sé que yo solo, aun con mi muerte, puedo hacerles felices, devolviéndoles á su patria y á la tranquilidad de su hogar. Yo no tengo más que á mis padres; pero mi patria tiene muchos hijos aún que [me] pueden sustituir y me sustituyen ya con ventaja.

»Quiero, además, hacer ver á los que nos niegan el patriotismo, que nosotros sabemos morir por nuestro deber y por nuestras convicciones. ¿Qué importa la muerte, si se muere por lo que se ama, por la patria y por los seres que se adoran?

»Si yo supiera que era el único punto de apoyo de la política de