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W. E. RETANA

todo de este idioma; pero habiéndome tú escrito en castellano[1], creo que debo contestarte en el mismo idioma, para que siga la carta el mismo itinerario.

»Estáis inquietos por saber cómo me encuentro, y francamente no sé qué decirte. Si te dijese que me hallo muy bien y me tratan un poco más que humanamente, acaso no lo creyeras, porque te imaginases que, habiendo previa censura, esta manifestación mía pudiera ser forzada; y, sin embargo, esa es la verdad. Antes me corto la mano que escribir una cosa falsa. He aquí uno de los menores inconvenientes de las previas censuras: hasta las verdades parecen sospechosas. Estoy, pues, bien, anima corporeque; el clima de Dapitan me sienta mejor que el de mi pueblo y muchísimo mejor que el de Manila: esto es templadísimo. Vivo con el Señor Gobernador[2], sin embargo de que la mayor parte del día la paso en mis terrenos, en una casita que me he mandado construir sub tequime manguiferæ, en medio de árboles frutales (artocarpeas, theobromas, sansonias, etc.). Me dedico á desmontar mis terrenos para sembrar café y cacao, que se dan muy bien, á pesar de lo montuosos y pedregosos que son. Tendré probablemente unas 16 hectáreas —compradas á los diferentes dueños que las tenían abandonadas;— están situadas á orillas del mar, dentro de la bahía de Dapitan; de manera que puedes marcar en el mapa la parte comprendida entre el pueblo y un poquito más hacia el Sur de la ensenada de Taguilong 'o Talaguilong: c'est là où sont mes possessions! Me voy haciendo agricultor, porque aquí apenas, apenitas me dedico á la medicina. Ya tengo parte de los bosques limpia: aunque es muy pedregoso, tiene, sin embargo, buenos puntos de vista, hermosas rocas acantiladas: estoy abriendo caminos para hacer un bosque civilizado, con sendas bien trazadas, con escaleras, bancos, etc. Cuando me llegue la máquina fotográfica, tomaré diferentes vistas y te las enviaré. En fin, para ser feliz, no me falta más que mi libertad, mi familia y mis libros[3]. De estas tres cosas, la más fácil de conseguir es la última, los libros; pero los míos están lejos, y aquí los que me he podido procurar los tengo ya leídos. Tengo el Vom Fels zum Meer (algunos cuadernos sueltos), Universum (algunos cuadernos


  1. Blumentritt solía escribirle en alemán.
  2. Con más propiedad: Comandante político-militar del distrito.
  3. Véase la nota 256. Aquí añadiremos lo que, recientemente, hemos leído acerca de la biblioteca de Rizal. Constaba ésta (en 1906) de «unos quinientos volúmenes», que conservó por espacio de doce años el Sr. D. José Basa, filipino establecido en Hong-Kong, y grande amigo que fué de Rizal. — Esos quinientos volúmenes llegaron á Manila en Junio de 1906, y El Renacimiento (núm. del 19 del citado mes), al dar la noticia, propone que se compren y se conserven como cosa sagrada.