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6.º Que ame a sus vasallos como á hijos suyos: se alegre de su contento, y se aflija de su dolor.
7.º Que llame junto á sí á los hombres, cuya industria sea útil al Estado.
8.º Que reciba con dulzura y con bondad á los extrangeros.
9.º Que trate con atencion, con consideracion, y con amistad á sus Príncipes tributarios, procurando el conciliarse su amor y su fidelidad.
XLVIII.
Si el Príncipe observa estas nueve reglas, ¡qué ventajas no procurará á todo su Imperio! En haciendo entrar las virtudes en su carácter personal, verá estas reglas y estas leyes tomar vigor por su exemplo.
Si acoge á los sabios, si los freqüenta, si toma sus consejos, no dudará en la empresa y conducta de los negocios.
Si ama, si reverencia á sus padres, no verá ni querellas, ni ódios entre los Príncipes de su sangre: la concordia y el amor conspirarán al bien de su casa.
Si manifiesta estimacion á sus principales Ministros, no se hallará incierto, irresoluto, y temblando en la administracion de su Imperio: porque en las coyunturas mismas mas dificiles, los hombres de una virtud conocida, y de un valor invencible, le ofrecerán sus socorros, prontos siempre á servirle con el consejo, y con el brazo.
Si se pone de acuerdo con los Magistrados, si los mira co-