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beis adquirido, y en esta trabajosa pesquisa, no penseis en las ventajas que podais sacar de ella.
CLXI.
Declararse una guerra obstinada, combatir los defectos propios noche y dia, no olvidarse uno á sí mismo por buscar ociosa y temerariamente las faltas de los otros; ved ahí lo que yo llamo vivir consigo mismo, y corregirse.
CLXII.
Amar los hombres, encerrarlos todos, en cierto modo, en su pecho, es la verdadera piedad; y conocerlos, la verdadera prudencia.
CLXIII.
Pero si es necesario amar á todos los hombres, me preguntarán, ¿qué sirve conocerlos, y distinguir los buenos de los malos? Amad á todos los hombres, ó Vos que los mandais; pero no eleveis sino los buenos á los honores, y acoged á ellos solos; no hagais caso de los malos, y presto los veréis virtuosos.
CLXIV.
El sabio se hace amigos por su sabiduría. Estos amigos le ayudan á su vez á hacerle mas facil el camino de la perfeccion.
CLXV.
Advertid con dulzura á vuestro amigo que se extravía, vol-