En mayo de 1833 encontrábase aún en París donde principió la traducción de los Viajes de Azara, el libro mejor y más exacto que hasta entonces se habia publicado sobre las ricas comarcas que baña el Plata con sus raudales. « Él la emprende, dijo en el prefacio del traductor, por que no pudiendo dejar de pensar constantemente en su patria, á pesar de todas las injusticias de sus compatriotas contemporáneos, cuando hace más de cinco años que toda la República Argentina se degrada y arruina cada día más á fuerza de grandes y repetidas calamidades naturales, de sucesos adversos, y sobre todo de los errores y violencias de sus propios ciudadanos Los más capaces, y por lo tanto los más interesados en sostener un orden fundado en leyes que protejan igualmente todas las opiniones y todos los intereses. En tan desgraciada situación, añadía, no siendo ni digno, ni posible separar su ánimo de la contemplación de tan cara y amada