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Vidas de argentinos ilustres.

El destino del mundo está dormido
Al pie del Andes sin soñar su suerte;
Falta una voz bendita que á su oído
Hable mágico acento y le despierte.

Un hombre que á esta tímida belleza
Le quite el azahar de sus cabellos,
Y ponga una diadema en su cabeza
Y el manto azul sobre sus hombros bellos.

Si no te han dado monumento humano,
Si no hay Colombia en tu brillante historia.
¿Qué importa? ¡eh! tu nombre es el Océano,
Y el Andes la columna de tu gloria.

¿Qué navegante tocará las olas
Donde se pierde la polar estrella,
Sin divisar en las llanuras solas
Tu navío, tus ojos, y tu huella?

¿Sin ver tu sombra, allí do misterioso
El imantado acero se desvía;
Y un rayo de tu genio poderoso
Que va y se quiebra donde muere el día?

¿Quién, al pisar la tierra de tu gloria,
No verá en sus montañas colosales
Monumentos de amor á tu memoria,
Como tú grandes, como tú inmortales?

¡Salve, genio feliz! mi mente humana
Ante tu idea de ángel se arrodilla,
Y do mi labio la expresión mundana
Ante tu santa inspiración se humilla.