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Nicolas Avellaneda.

setiembre de 1874, una revolución que se extiende á toda la República.

El 12 de octubre de ese año, al entregar Sarmiento el bastón de mando, le entrega una situación llena de dificultades. Sarmiento había dominado varonilmente los primeros instantes del conflicto. Avellaneda pone fin á la lucha sangrienta, afianzando el prestigio del gobierno de la Nación.

Á la crisis política se agrega la crisis económica; y con la misma serenidad con que dominó la primera, domina la segunda.

Aconsejabásele que decretara la suspensión del servicio de la deuda externa. Fué entonces que pronunció Avellaneda aquellas célebres palabras, norma de su conducta en lo sucesivo: « Economizaremos sobre nuestra hambre y nuestra sed para salvar el crédito comprometido. »

La conciliación de 1878 demostró prácticamente que Avellaneda no era hombre de rencores, ni vencedor implacable. Si ella no tuvo mayores consecuencias, desarmó la revolución con que le amenazaban sus adversarios políticos, lo que