Página:Voz del desierto (1907).djvu/167

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DURA LEX...

No bien traspasamos la tranquera de la chacra vimos que se nos acercaba uno, que por su edad y porte, trazas tenía de ser el dueño.

De boina, mirada franca, rostro con arrugas de plácida severidad y hombros que denunciaban contextura de toro: ¡vasco! de seguro.

—Nos llamó la atención—le dijimos,—el aspecto de una tan linda chacra en medio del desierto, y queremos conocerla.

—Aquí estamos—nos dijo. Y mientras paseaba su vista por la inmensidad del campo, golpeaba con su bordón sobre la tierra, como para que ésta le confirmase su aserto.

Ahogó luego hondo suspiro con una tor-