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LOS BAGUALES

En soledades tan extensas como las comprendidas entre las márgenes del Colorado y las del Agrio, la rara pureza del silencio predispone á pensar en cosas graves.

El tictac del corazón golpea muy fuerte en los oídos.

Se sorprende uno de oir por primera vez tan claro ese trotecito de perro de la vida hacia la nada. El ánimo flaquea, la sangre zumba como mar lejano, los nervios rompen filas para buscar refugio unos tras otros, y la emoción de espanto nos echa su dogal de seda á la garganta.

En ese estado de zozobra marchábamos, cuando se nos vino encima una nube de tierra, con velocidad de cataclismo.