Pensamientos (Rousseau 1824): 35
Asi como la madre es la verdadera nodriza del hijo, asi el verdadero maestro es el padre. Que ámbos se pongan de acuerdo en el órden de sus funciones asi como en su sistema, y que el niño pase de las manos del uno á las del otro, y saldará mejor educado por un padre juicioso y moderado que por el maestro mas hábil del mundo; porque el celo suplirá mejor al talento que el talento al celo.
Cuando un padre engendra y alimenta á un hijo, no lleva en esto mas que la tercera parte de su carga. Debe hombres á su especie; debe á la sociedad hombres sociales, y debe ciudadanos al estado. Todo hombre que pudiendo pagar esta triple deuda no lo hace, es criminal, y lo es aun mas cuando la paga á medias. Quien no puede cumplir con las obligaciones de padre no tiene derecho á serlo: no hay pobreza, ni trabajos, ni respeto humano, que le dispensen de alimentar y de educar á sus hijos por sí mismo. Lectores, podeis creerme: pronostico á cualquiera que tiene entrañas
y descuida tan santos deberes, que verterá largo tiempo por su falta amargas lágrimas sin hallar jamas consuelo.Pero ¿que hace ese hombre rico, ese padre de familia, tan atareado, y forzado, segun dice, á dejar sus hijos abandonados? Paga á otro hombre para que se cumpla con los deberes que él está obligado á cumplir. ¡Alma venal! ¿crees tú dar otro padre á tu hijo con el dinero? No te engañes: no es ni aun un maestro el que le das, es un criado. El formará muy luego un segundo.
Un padre que conociese todo el precio de un buen maestro, tomaria el partido de pasarse sin él porque le costaria mas trabajo encontrarlo que serlo él mismo. ¿Quiere adquirir un amigo? pues eduque á su hijo para serlo, y vedlo aquí dispensado de tener que ir á buscarle en otra parte, dandole ya hecha la mitad de la obra la naturaleza.