Perlas negras/XX
Ya la noche se acerca, la hermosa
reina nubia de castas pupilas;
la que boga en su esquife de plata
remolcado por negra cuadriga.
Ya preludian su trémolo flébil,
en las verdes palmeras, las brisas.
Cayó el sol como rosa de fuego
en las glaucas llanuras marinas;
Y volvieron las blancas gaviotas
a las rocas, que yerguen altivas,
erizadas de agujas, sus moles,
recortando l'azul lejanía.
Bésame, frente al mar, frente al cielo
en que vago crepúsculo brilla;
en presencia de Dios que bendice
el connubio de tu alma y la mía.
Él creó en nuestros pechos, que laten
hoy tan juntos, la llama purísima
del amor que ha dictado mis versos,
del amor que resume tu vida.
Bésame, cual la ola a la playa,
cual los astros al mar, cual las brisas
a la palma de lacios cabellos;
bésame, desposada divina.
Mientras abren sus cálices de oro
las estrellas, que son margaritas
del celeste jardín, que los ángeles
con sus manos de nieve cultivan.
Bésame mientras reinan las sombras
que nos traen en sus pliegues la dicha,
mientras baten sus alas los sueños,
mientras pueblan el bosque las ninfas,
y Deméter con hondos espasmos
de placer inefable palpita.